sábado, 17 de mayo de 2008

Franquismo sociológico

A DISTANCIA / ALFONSO LAZO
El Mundo, viernes 16 de mayo de 2008

Basta comparar la cartelería política de la Alemania nazi con los carteles de la Rusia estalinista para darse cuenta de la profunda semejanza que existe entre los regímenes de partido único y control social. Si borramos la hoz y el martillo de los soviéticos y la esvástica de los alemanes resulta imposible distinguir la propaganda de unos y otros. El franquismo, en su primera época, también imitaba la plástica de los estados totalitarios; luego, ya no hubo necesidad: se había convertido en un sistema que contaba con el respaldo pasivo de una mayoría de españoles cuya actitud era no meterse en nada siempre que hubiera sol, turismo y Rocío. Al régimen de Franco lo desmontaron entre unos pocos, entonces se sumaron las multitudes.

En aquellos tiempos alguien me decía: "Yo no me meto en política, así que nadie me va a meter en la cárcel. Hablo con mis amigos de lo que quiero, no doy conferencias, no escribo, leo pocos libros; qué me importa la censura. Soy funcionario y tengo un sueldo aceptable, mejor no correr riesgos con cambios de partidos y alternancia." Pero otros se ahogaban por falta de libertad. En 1970, a un profesor de la Universidad de Sevilla fueron a buscarlo en las aulas dos policías; el decano, que era un franquista confeso y una excelente persona, le echó un capote; la policía se marchó y el profesor continuó con sus clases. Hoy acaba de saber que en Andalucía existen listas negras y él está en una: no van a invitarlo más a dar conferencias eruditas a cargo de cierto organismo público. Una cosa parecida comentaba hace poco en este periódico el actor Roberto Quintana a quien desde el CAT avisaron: "Te hemos querido contratar, pero no daban permiso". Ahora, exiliado en Madrid, Quintana dice: "También estuve en una lista negra".

El franquismo controlaba mucho más que la cultura; intervino la economía entera. A imitación de la Italia mussoliniana existía el INI: empresas públicas ruinosas que la democracia cerró. Recientes estadísticas han puesto de manifiesto las enormes pérdidas que sufre la red de empresas dependientes de la Junta. El Observatorio Económico de Andalucía asegura: "Tenemos unas empresas públicas que asumen funciones de la Administración General sin que por ello esta última adelgace". Tampoco adelgazan los sindicatos. Con Franco eran sindicatos verticales: oficiales, obligatorios y subvencionados; nunca le montaron una huelga al Generalísimo. A Felipe González, Comisiones Obreras y UGT le organizaron tres, y otra a José María Aznar. ¿Podemos imaginar siquiera una huelga general contra el presidente Chaves? Que en Andalucía los sindicatos verticales, ahora llamados mayoritarios, apuntalen la política de la Consejería de Educación lo dice todo sobre el control de la Junta. Nunca hubo en España régimen más intervencionista que el de Franco. Salvo el andaluz, porque una cosa es la intervención de un gobierno en defensa de los débiles y otra distinta querer controlarlo todo, desde los Colegios de Arquitectos al Consejo Audiovisual. José Solís, dicharachero ministro de Sindicatos, era muy aplaudido cuando visitaba las fábricas. Una vez ante un grupo de trabajadores aseguró que en su cuenta corriente sólo tenía 25.000 pesetas. Me recuerda algo.

Los tics del lenguaje oficial de hoy traen cosas a la memoria. Según Manuel Gracia, portavoz del PSOE en el Parlamento andaluz, "el 99% de los militantes está de acuerdo con que Chaves siga, y no digo el 100% por aquello de la mayoría a la búlgara". El 99%: qué entenderá por mayoría búlgara mi amigo Gracia. La consejera de Salud tampoco se queda corta: "Las denuncias sobre las listas de espera serían legítimas si se hiciesen para mejorar la sanidad pública, no para erosionarla". Hace 40 años el régimen lo llamaba crítica constructiva. Como repetía el Caudillo, no debemos confundir libertad y libertinaje.

5 comentarios:

  1. El régimen de Chaves (porque eso es lo que es, un régimen) está profundamente consilidado. El problema no es que haya gobernado estas últimas casi 3 décadas el mismo partido (eso es cuestión de ideologías), sino que lo ha hecho la misma persona.

    Y digo esto porque lo grave es que cuando alguien lleva tantos años en un cargo dirigente, lo considera algo propio y comienza a emplear métodos no totalitarios (sería exagerar) pero sí decididamente autoritarios. Se parece mucho a la reacción de alguien que se defiende de un robo: "esto es mío, ¿no pretenderás quitármelo?"

    Eso se traduce en un excesivo intervencionismo y, a la larga, en el anquilosamiento de las instituciones públicas, que se agarrotan por el convencimiento psicológico de que las cosas son así y punto, de que nadie va a cambiar lo que hay.

    Algo muy parecido para en Asturias, donde la FSA se ha cometido en un tumor casi inextirpable debido a que en sus años de gobierno (muchos... demasiados) se le ha dejado medrar a costa de los asturianos.

    Toca pues una limpieza profunda de las Autonomías. Y la única forma de hacerlo es alcanzando el Gobierno. ¿Seremos capaces? Veremos...

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  2. ... Tenemos lo malo del franquismo... la escopeta nacional:
    http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/17/elblogdesantiagogonzalez/1211003575.html

    ... pero no tenemos lo bueno... la excelente gestion economica:
    http://www.elconfidencial.com/cache/2008/05/16/38_franco_economia_mejor_perdon.html#

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  3. "Al régimen de Franco lo desmontaron entre unos pocos, entonces se sumaron las multitudes".

    ¿Qué nos dice esto sobre el "pueblo" español, o sobre las multitudes? ¿Cuál es la diferencia entre la educación para la ciudadanía y la pura y simple domesticación de un pueblo que quizá ya está bien domesticado? En resumen, todos quieren estar en el equipo de los buenos. Pero cuesta adivinar, en cada caso, cuál es. No sé si me explico, me he levantado críptica y abstrusa.

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  4. ¿Este hombre no se cansa de tener razón? Tiene que ser estresante, con lo feliz que esta jubilado. :P

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  5. ¿99% de los militantes apoyan que Chaves siga? Este portavoz, o bien está haciendo un uso excesivo de su apellido o es que no controla nada de lo que sucede a su alrededor. Las listas negras son de nuevo un ejemplo de lo mucho que nos toca madurar democráticamente.

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