Los obispos tienen derecho a pedir el voto para el PP, pero esta vez han ido más allá, han caído en la tentación de usar el terrorismo en campaña electoral, y a eso no tienen derecho. Y si no se lo hemos aceptado a Rajoy, tampoco se lo vamos a aceptar a los obispos.Hay que ver, esta derecha. Esta derechona autoritaria, creyéndose autorizada para decidir quién tiene derecho a qué. Si es que es lo que son. Lo que han sido siempre. Los mismos, si es que vienen del Franquismo. Si es que esto ya lo sabíamos.
PD: Supondremos que bajo "usar el terrorismo en campaña electoral" no entra como acepción "poner en marcha la ilegalización de ANV y PCTV precisamente ahora". Digo yo.
PD2: Lo que me faltaba. Defendiendo, como quien dice, a la Iglesia.
Si la ofensa de Zapi es de miedo, la ofensiva de los obispos acojona todavía más. El otro día me indigesté gritando primero a los obispos y después a Pepiño Blanco, aunque en realidad le estaba gritando al televisor. Será que la Iglesia vasca no lleva años protegiendo y mimando a sus queridos vascos terroristas. Aunque maticemos: mimando a los que recogen los frutos que tiran del árbol los ateos comunistas defensores de Euskal Herria, que se me olvidaba que los primeros fundadores de ETA no tenían precisamente el Rh negativo.
ResponderEliminarMi país me deprime.
Que la Iglesia está siendo enormemente incoherente es obvio. Ya podrían darles sus "recomendaciones" a personajes de la calaña de Setién y compañía.
ResponderEliminarLo que también es obvio a mi juicio es, como dice Santiago González, que el párrafo aquel sobre ETA como interlocutor político ["Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político"] es intachable, por más que sean los obispos quienes lo dicen.
Y por otra parte, añadiendo al tema (aquí es que se suceden las noticias y una, que está de exámenes, no da abasto), está la amenaza del PSOE de denunciar el concordato, que empieza a tocar las narices. Han tenido cuatro años para tocar ese tema y no lo han hecho; y si el Estado tiene que reformar sus relaciones con la Iglesia (que yo creo que sí, de hecho) tiene que hacerlo porque esa sea una reforma necesaria, no porque los obispos "se han metido con Zetapé y ahora se van a enterar". Lo que nos faltaba ya es que los resortes del Estado se conviertan en refugio de mafiosillos para amenazar con tal o cual si la gente no se comporta como uno quiere [que sí, que los resortes del Estado siempre han sido un poco eso, pero en fin, ustedes me entienden].
Bueno es la vieja técnica de los moralmente superiores, ya se sabe: después de catorce años de felipismo, lo primerito que hicieron cuando ganó Aznar es plantearle el cuarto supuesto del aborto para que se negara y se demostrara lo facha que es. Ahora, después de tres años, el primer ministro se pone a comprometerse en que defenderá la libertad, la, la, lá y no sé qué más y uno se pregunta qué ha hecho hasta entonces y si eso no es como el valor en la mili (cuando había mili). Ahora va a ser importante el concordato, pero no se preocupe que con el papa no se menten: el heroico hombre de la madera de boj hubiera tenido mucha más talla política terminando con el concordato que con los matrimonios y la memoria histórico y-ahora-a-qué-viene-a-cuento.
ResponderEliminarSobre lo que considero principal de la cuestión, lo tengo claro. Un tema de la gravedad del terrorismo, que debe tratarse con especial serenidad precisamente por lo dolorosamente sensible que es, no debiera ser empleado en la lucha política que los demócratas sostienen en campaña electoral, ese cansino periodo en el que se agudizan los peores rasgos de la trifulca partidista.
ResponderEliminarEn lo demás, no veo cómo pueden peligrar los derechos fundamentales de Monseñor Camino. Por eso, antes que en la pataleta electoral (hipócrita y tardía, estoy de acuerdo) de aquellos a los que los feligreses no deberían votar según la Conferencia Episcopal, prefiero fijarme en la verdadera naturaleza de la jerarquía católica: expresión de un delirio mágico envuelto en una estructura medieval. Desde el único mérito de ser depositaria de un bello cuento chino, sorprendentemente se sigue prestando especial atención a sus proclamas o se busca ansiosamente su reconocimiento. A veces creo que realmente tienen poderes mágicos.
Perdón por la descortesía. Olvidé saludarla y animarla para que siga con su inteligente y reflexivo blog.
ResponderEliminarDi Blasino: muchas gracias por el saludo y por los ánimos.
ResponderEliminarRespecto a lo que plantea usted, a mí me parece lamentable que el terrorismo se haya convertido en materia de campaña. Lo que pasa es que también me parece, como ya señalaba en el post, que dejar la ilegalización del PCTV y de ANV precisamente para este momento es también hacer electoralismo queriendo corregir ahora lo que se ha hecho mal durante toda una legislatura. Y de todas formas, sé que la línea es muy sutil, pero creo que una cosa es que el terrorismo no deba utilizarse a efectos electorales y otra que no esté permitido (o que no sea perfectamente legítimo, porque a mí me parece que lo es y de hecho es un derecho que ejerzo siempre que me parece de recibo) criticar la política antiterrorista del gobierno.
Por lo demás, coincido bastante en su apreciación de la Iglesia, pero lo que yo pretendía señalar no era eso, sino cómo la reacción de Zapatero ha sido la propia de alguien tan endiosado que se cree con derecho a decidir a qué tenemos --o tienen-- derecho los demás y a qué no. Obviamente no puede realmente hacerlo, con lo que tiene usted razón: no peligran los derechos fundamentales de nadie. Pero creo que resulta interesante pararse a pensar (y de ahí el contenido de esta entrada) en cuál habría sido la reacción airadísima de la progresía bienpensante si esa frase, en lugar de decirla Zapatero refiriéndose a la Conferencia Episcopal y la política antiterrorista, la hubiera dicho Aznar refiriéndose al lobby de actores de esas maravillosas galas de los Goya y a la política exterior. ¿Se imaginan ustedes la reacción de PSOE e IU?
A eso es a lo que realmente iba. Con la Iglesia, por mi parte, ni tengo ni quiero nada, la verdad.
Cosas veredes.
Creo que he sido confuso. No pretendía desconocer cuál era el objeto concreto de su análisis, sino ampliar el campo de juego fijándome en otros detalles del asunto que conectan con mis particulares obsesiones.
ResponderEliminarAclaro: no discuto el derecho de los obispos a expresar sus opiniones sobre lo divino y lo humano; es más, deseo que lo hagan por lo esclarecedor que siempre resulta. Tampoco discuto el derecho a criticar la política antiterrorista del gobierno, por supuesto. Sólo me refería al riesgo de reproducir el espectáculo de unos demócratas arrojando muertos sobre las cabezas de otros, ante la mirada divertida de los que asesinan a unos y a otros.
Y hablando de actores y por seguir ampliando el campo de juego. Supongamos que un grupo de actores (habrá que decir plataforma) confecciona un manifiesto en el que pide que no se vote a quienes, desde la oposición, ansían que no desaparezca ni se reduzca la violencia terrorista, no por su afinidad ideológica con los terroristas, sino por el desgaste político que supone para el gobierno que debe combatirlos.
Coincidiremos en que esas ansias son infames. Pero, ¿existen? ¿O se ha creado sólo la impresión, por error o maledicencia, de que existen? ¿Alguien podría sentirse aludido? ¿Y legítimamente ofendido? Dejo abierta la reflexión sobre los parecidos y las diferencias.
Hola Di Blasino,
ResponderEliminarNo es que pensara que usted ignoraba o había decidido no hacer caso del objeto concreto de mi análisis; más bien quise clarificarlo porque yo misma, releyéndolo y a la luz de las discusiones, pensé que tal vez no había sido lo suficientemente clara. Vamos, que estaba explicándome mejor. Por lo demás, siempre está bien ampliar el campo de juego.
Le sigo, pues. Sobre el derecho de los obispos y sobre el espectáculo de los muertos arrojados entre bandos, nada que objetar.
En cuanto al escenario que usted plantea sí tengo en cambio algunas cosas que añadir. Interesante es, y ciertamente da para reflexionar. Pero en realidad no creo que sea comparable, en tanto en cuanto un manifiesto semejante constituiría un juicio sobre las intenciones o sobre los deseos de los demás, y ese tipo de juicio resulta bastante más peligroso. No quiero decir con ello que no puedan existir esas ansias o la impresión de que existen; quiero decir que parece más pertinente y más justo juzgar los actos y los hechos que atribuir a los demás sentimientos que en realidad resulta imposible conocer.
Por otra parte, también en esto podría dársele la vuelta a la tortilla: ¿se alegraron miembros o simpatizantes de algún partido de las muertes del 11M? ¿O simplemente se pudo crear esa impresión por el aprovechamiento infame que se hizo de las circunstancias --"pásalo"--? ¿Alguien podría sentirse aludido? Seguro, tanto en el caso que usted plantea como en el que le propongo yo a cambio. ¿Y legítimamente ofendido? También, sin lugar a dudas. Muy legítimamente, de hecho. Unos y otros.
A veces olvidamos que la primera ocasión en la que el terrorismo llegó a cobrar un protagonismo político decisivo en este país fue con ese atentado, y no con el mal llamado "proceso de paz" de esta legislatura. Desde entonces, sigue enquistado en la vida pública. Al respecto, caben varias observaciones (u opiniones, más bien, que obviamente son mías):
1.- El PSOE lo ha hecho rematadamente mal. Entre otras cosas, el absurdo del "consenso más amplio" en torno al tema del terrorismo pasaba por alto que no hay "consenso más amplio" que el de los más de 20 millones de votantes que juntan entre los dos partidos. En ese sentido, por fuerza numérica y en pura lógica, no había herramienta de consenso más adecuada que el Pacto por las Libertades. El por qué se ha abandonado es algo que me desconcierta. Salvo por aquello del cordón sanitario.
2.- Que el PP también lo ha estado haciendo mal también es evidente, a mi juicio. En primer lugar, porque se ha prestado al juego del cordón sanitario o lo ha propiciado (cualquiera sabe si fue antes el huevo o la gallina; llegados a este punto, empieza a darme igual resolver la cuestión). Han querido aprovechar los errores del gobierno (que ojo: no por ello dejan de ser errores, y gravísimos) para sacar tajada. Independientemente de que tengan razón en muchas críticas, hay muchas formas de hacer las críticas. Y sin duda han elegido una de las peores.
3.- Por otra parte, Aznar también cometió un error gravísimo al no convocar (él tampoco) el Pacto Antiterrorista tras los hechos del 11M. Y al dejar a Acebes dando la cara.
4.- Pero también aquí hay paralelismos: que Zapatero permitiera (¿instigara? a saber) que Rubalcaba en esos días andase asegurando que los españoles merecemos un gobierno que no nos mienta es como mínimo tan "desleal" como lo que ha estado haciendo el PP en estos cuatro años. Y que el PSOE barrió para su casa creo que es evidente.
5.- ¿Mintió Acebes? Obviamente quiso forzar una interpretación; pero también reconoció que había dos líneas. Y lo cierto es que los detenidos del 11M se detuvieron en su mayoría con Aznar aún en el gobierno, en los días sucesivos al atentado. Pero Acebes también utilizó la palabra "miserables", según recuerdo...
6.- ¿Mintió Zapatero? Él mismo lo ha reconocido, así que caben pocas conjeturas ahí (y además asegura que él lo ha contado "con la mayor naturalidad" y por tanto no entiende que nadie se indigne por eso... En fin). Y en fin, no sé si nos llamó miserables. Pero si dijo que era un dislate pensar determinadas cosas, y cositas así. Ahí están las hemerotecas, pero ahora no tengo ganas. Yo sólo sé que, como mínimo, muchos españoles nos hemos convertido en "crispadores" en estos cuatro años. Y luego ha resultado que al menos en determinadas cosas las peores suposiciones eran ciertas. ¿Ahora qué?
Y dicho todo esto, ya ven ustedes mi fe en los dos grandes partidos. No sé si a partir de la constatación de que ambos mienten como bellacos, utilizan el terrorismo en su beneficio y procuran aislar y vapulear en lo posible al adversario a cualquier precio, lo único que cabe es la desesperanza. O eso u otra opción: dado que en tantos sentidos son lo mismo, ¿en cuáles no lo son? ¿En cuáles es mejor uno? ¿Y el otro?
Esa es, o debería ser, la materia de la actual campaña. Debería ser, más bien. Porque serlo está claro que no lo va a ser, salvo a base de eslóganes fáciles. Y de eso ya estamos cansados.
En efecto, como votantes debemos partir de este punto que tú, Irene, has señalado: "la constatación de que ambos mienten como bellacos, utilizan el terrorismo en su beneficio y procuran aislar y vapulear en lo posible al adversario a cualquier precio". A partir de aquí, yo no creo que sólo quepa la desesperanza (hoy estoy menos espesa, o eso creo, que hace días, cuando leí el artículo por primera vez). La constatación es necesaria. Ahora bien, quizá yo tendría dudas todavía sobre ese "a cualquier precio". Hay un margen de acción para los políticos, a pesar de todo el asco que a veces nos provocan, y ese margen es necesario salvarlo. ¿En qué aspectos no son lo mismo: en algunos lo suficientemente importantes SON lo mismo, porque son demócratas, y en otros no lo son, evidentemente? ¿En cuáles es mejor uno que otro? Seguramente depende de qué campo cubramos; hay quien le da más importancia a una cosa que a otra. Y es perfectamente legítimo que lo hagamos, porque el voto en una democracia representativa tiene que ver con el equilibrio del interés general y del interés particular.
ResponderEliminarEn resumen: ese estado un tanto histérico del voto en periodo de elecciones es recurrente, pero poco significativo en realidad.
(Por cierto, ¿cuándo vas a hablarnos de UPyD? ;)
Permítame, Irene, que fiel a mis obsesiones (esta es transitoria) añada un punto a su certera lista sobre política partidista y terrorismo: ese macrodisparate -no estrictamente periodístico- sobre las misteriosas sombras del 11-M y los insólitos lugares a los que apuntaban. Aunque ha durado años, ha sido tan inconcebible la sinrazón que hoy, apenas terminada, casi me parece que no existió.
ResponderEliminarLlegados a este punto, opino que en el actual momento no nos merecemos el esfuerzo de discriminar entre los dos grandes partidos. Pese a sus diferencias, creo que ahora hay una muy oportuna manera de castigarlos y que debe hacerse por el bien de nuestra salud democrática.
^^No estoy con Zapatero^^ o-o ni con Rajoy o-o. Por mí se pueden ahorrar los gastos de la campaña, porque como diría en una reunión de simpatizantes anónimos: me llamo Miguel y yo también pienso votar a UPyD.
Tienes un encarguito :) a ver si escribir se te da mejor que citar :P
ResponderEliminarhttp://www.lorem-ipsum.es/blogs/laleydelagravedad/?p=19
Estoy totalmente de acuerdo con Irene, en que a veces me parece indistinguible la línea que sigue el PP de la que sigue el PSOE, a la hora de echarse a la cara cosas.
ResponderEliminarPor si fuera poco, a la lucha por la política antiterrorista, que no es mi tema favorito ni lo que más me preocupa, lo confieso, estos últimos días asistimos a las rebajas de las promesas.
Esas cosas que prometidas hace 1 año sonaban reales y ahora están cubiertas de la sospecha de ser puras promesas electorales que caerán en el olvido.
Sólo confío en que aunque ninguno de los candidatos sepa fundamentar en entrevistas sus ofertas electorales, todavía quede alguna cabeza pensante detrás de ellos, que se tire de los pelos al oírlos explicarlas y que realmente sepa el porqué y el cómo de ciertas reformas.
Un buen mes nos espera.
Un saludo, guapa.